Biden legaliza a 550 mil indocumentados

Internacional | 19 de Junio de 2024

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este martes un decreto ejecutivo que permitirá regularizar, a partir de este verano, los papeles de medio millón de migrantes irregulares casados con estadounidenses desde hace más de 10 años y que no hayan sido deportados en el pasado. También podrán beneficiarse los hijos menores de 21 años de estos matrimonios mixtos (que el gobierno calcula en 50 mil).

“Los pasos que doy hoy cuentan con el apoyo abrumador del pueblo estadounidense”, declaró el presidente y candidato demócrata a un segundo mandato, entre los aplausos de los más de 200 invitados en un acto en la sala Este de la Casa Blanca para conmemorar el 12º aniversario del programa conocido como DACA, decfretado por Barack Obama y que protege de la deportación a unos 800 mil migrantes llegados de niños a este país, pese al intento de los republicanos de abolirlo. En general, los extranjeros casados con estadounidenses tienen derecho a un permiso de residencia, la célebre green card. Pero si han entrado de manera irregular en el país, deben salir y esperar hasta una década o más para presentar su solicitud en un consulado estadounidense. Algo que, en la práctica, hacía que muchos en esa situación descartaran regularizarse.

Con las nuevas medidas, los interesados podrán solicitar una autorización excepcional, conocida en inglés como “parole in place”, que les permitirá procesar sus papeles sin necesidad de salir de Estados Unidos. Si su petición es aceptada, estarán protegidos ante una deportación y recibirán un permiso de trabajo.

"Trump quiere volver a separar familias"

Con este decreto, Biden lanza un guiño al electorado hispano desencantado con su gestión (reflejado en las encuestas) y busca mostrar un drástico contraste con su rival electoral y expresidente, Donald Trump, que ha prometido deportaciones masivas de migrantes en situación irregular si regresa a la Casa Blanca, y que ha descrito a los migrantes como “veneno para la sangre de este país”.

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“Cuando (Trump) fue presidente —dijo Biden— separó a familias y niños en la frontera. Y ahora propone arrancar a esposos e hijos de sus familias, hogares y comunidades y colocarlos en campos de detención. Son las cosas que dice; parece mentira que lo haya dicho, pero las dice de verdad en voz alta”.

Las medidas anunciadas este martes, continuaba, “muestran un camino mejor. No separan a las familias”, ha sostenido el presidente estadounidense, arropado por activistas y legisladores tras el atril desde el que hablaba. El cambio que introduce, ha asegurado, “es de sentido común”.

“Una amnistía colosal”

Las reacciones de repudio desde el bando republicano no se hicieron esperar.

La campaña electoral de Trump respondió en un tono similar a la regularización anunciada y calificó de "amnistía en masa para cientos de miles de ilegales que (Biden) sabe que al final votarán por él y por el Partido Demócrata de las Fronteras Abiertas".

"El plan de amnistía masiva llevará sin duda a un aumento de crimen migrante, costará a los contribuyentes millones de dólares que no se pueden permitir, colapsará los servicios públicos, robará del sistema de Seguridad Social y de los beneficios de Medicare de nuestros mayores para financiar beneficios a los ilegales", indicó la portavoz Karoline Leavitt.

Por su parte, el ideológico de la política migratoria durante la presidencia de Trump, Stephen Miller, declaró: "Esto es una amnistía colosal y un ataque estruendoso contra la democracia estadounidense en la forma de edicto imperial".

Y acusó a Biden de crear "votantes a partir de migrantes criminales" que se aprovechan de programas sociales.

El ambiente en la Casa Blanca era radicalmente diferente al del cuartel de campaña de Trump.

Abrazos agradecidos

Rodeando al mandatario en el estrado, además de la primera dama, Jill Biden, había legisladores de su propio partido e integrantes de su Gobierno, entre ellos, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas,el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y senadores de origen latino como Veronica Escobar y Nanette Barragán.

El discurso, interrumpido en varias ocasiones por aplausos y el público en pie, provocó lágrimas entre algunos presentes y concluyó con abrazos agradecidos.

“No renuncio a una frontera segura”

El mandatario se defendió ante las críticas a sus políticas de mano dura con la migración desde territorio mexicano, que han provenido de organizaciones como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y Amnistía Internacional y del sector más progresista de su propio partido.

"Me rehúso a creer que para seguir abrazando la migración hay que renunciar a tener una frontera segura", dijo.

Biden reconoció además que "la buena fe de los estadounidenses está siendo puesta a prueba por sus miedos sobre la frontera", esparcidos por Trump y sus aliados republicanos. Fuente; Crónica/ EFE Agencia