¿Ejercicio democrático?… 

Federico Guevara | 27 de Noviembre de 2023

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Se puede promover el pasado ejercicio en urnas del presupuesto participativo como un reflejo fiel de las necesidades de la ciudadanía, o como un simple ejercicio para subsanar fallas en las estructuras del poder y él como buscar mediante el concepto de una “voluntad ciudadana” justificar omisiones. Ahora resulta que es más el valor ciudadano de arreglar un domo de una escuela, que aplicar recursos para pavimentar una de esas múltiples colonias carentes por décadas de ese derecho. Parece irrisorio ver como los principales resultados del llamado presupuesto participativo generó, no una variedad de acciones, sino se centró en ayudas a mi entender non-prioritarias, hablando claro desde el punto de vista de una percepción ciudadanizada. Resulta que es más necesario rehabilitar la alberca del Cobach 1, el Gimnasio escolar de la Luis Urías Beldarrain, rehabitar un jardín de niños o construir un espacio seguro para una facultad, que beneficiar realmente a la ciudadanía, esa que no cuenta con agua potable, calles pavimentadas e infraestructuras suficientes para medio sobrellevar la jodidez. Cuanto en teoría rehabilitar una alberca es responsabilidad del propio sistema de Colegios de Bachilleres, o de la mismísima secretaría de educación y cultura el rehabilitar su infraestructura, incluso la propia UACH con las de ellas. Pero tal parece que es mejor cargarle las mejoras al presupuesto municipal que buscar el bien común si de darle espacio, peso y poder a la ciudadanía se refiere. De nueva cuenta confundimos gimnasia con magnesia, asistencia con proteccionismo, pero sobre todo en vez de generar una corriente democrática para la selección de las obras a construir, estamos fomentando esa habilidad natural que tenemos los mexicanos por hacer transas, engañar y orillar a tener resultados. El pasado fin de semana se pudo observar cómo la gente era acarreada a votar por algún proyecto, fuimos testigos de cómo un auto afuera de un centro comunitario esperaba afuera lista en mano a cada participante para poner su flechita o tacha a los que participaban, en fin, una dinámica característica de los mexicanos, hacer trampa para generar un cambio. No se vale en aras de enarbolar banderas de democracia, dilapidar recursos públicos asignados a un municipio para insisto aligerar las responsabilidades del estado, eso simplemente no se vale. Así las Cosas